Tipos de terapia psicológica

Existe mucha confusión acerca de las diferentes metodologías o tipos de terapia psicológica. ¿Es verdad que la terapia cognitivo-conductual es la más eficaz? ¿El psicoanálisis consiste en hablar de la infancia? ¿Por qué algunos psicólogos mandan deberes y otros utilizan diván? ¿Cuántas psicoterapias hay? Son algunas de las preguntas más frecuentes para elegir un psicólogo. En este artículo podrá resolver sus dudas y conocer los diferentes tipos de psicoterapia.

Recordemos que la psicoterapia —o terapia psicológica— es una rama de la psicología dedicada a trabajar con personas para producir cambios en ellas y en su sufrimiento (pinche en el siguiente enlace para leer más sobre la diferencia entre psicología y psicoterapia).

Existen diferentes métodos, modelos o tipos de psicoterapia, que corresponden con diferentes maneras de alcanzar dichos cambios. En este artículo abordaremos los principales modelos de la psicoterapia: el modelo cognitivo-conductual, el psicoanalítico, el modelo humanista y el sistémico.

Terapia cognitivo-conductual

Esta metodología es una suma entre dos corrientes anteriores que en la actualidad rara vez trabajan por separado: la conductual y la cognitiva. De los diferentes tipos de terapia psicológica, la cognitvo-conductual centra su atención en los comportamientos —conductas— y en los pensamientos —cogniciones—de los pacientes. Conciben los síntomas de los pacientes como conductas modificables a través de ejercicios y del cambio de sus pensamientos.

Por ejemplo

Marta se pone nerviosa cada vez que tiene una entrevista de trabajo, esto le hace no defenderlas oportunamente e incluso la ha llevado al punto de evitar tenerlas. Un terapeuta cognitivo-conductual ayudaría a Marta a estar menos nerviosa frente a las entrevistas practicando ejercicios de relajación. Por otro lado, la invitaría a identificar pensamientos negativos y los discutirá con ella hasta convertirlos en pensamientos positivos. Así, si Marta se dice constantemente a sí misma que lo va a hacer mal y que no es capaz, su terapeuta cuestionará esta convicción y la sustituirá por la creencia de que sí es capaz y de que merece la pena intentarlo.

Terapia psicoanalítica

Este tipo de terapia psicológica concibe los síntomas como alarmas de nuestro cuerpo y nuestra mente que nos indican que algo no va bien, y en cada paciente ese algo que no marcha bien será particular y distinto. La estrategia del psicoanálisis para tratar los síntomas es precisamente escucharlos, explorar lo que hay detrás de ellos, hacer consciente lo inconsciente.

No escuchar los síntomas y simplemente eliminarlos es parecido a poner un parche a un problema que, tarde o temprano, reaparecerá quizás en forma de otro síntoma. En cambio, hacernos conscientes de lo que nos ocurre hace que el síntoma no sea necesario, ya que no habrá necesidad de que nuestro cuerpo nos alerte de lo que ya sabemos.

Por ejemplo

Siguiendo con el caso de Marta, la terapia psicoanalítica la invitaría a preguntarse qué hay en las entrevistas de trabajo que la pone tan nerviosa hasta el punto de bloquearla. Marta podría llegar a conclusiones como que se siente amenazada cuando alguien la evalúa, que le da miedo entrar en el mundo laboral, que teme fracasar, que en realidad no tiene mucha vocación, que le preocupa tener una jefa, etc. Habría que pensar, elaborar y resolver todas estas cuestiones detrás del síntoma «ponerse nerviosa» para que estos nervios terminaran cayendo por su propio peso. Si Marta consigue relajarse con ejercicios y se convence de que ella es capaz, quizás consiga hacer entrevistas. Pero si hay un conflicto interno que no se ha parado a pensar, es posible que en unos años o en meses aparezca en ella otro síntoma, como el insomnio o la ansiedad, que le estará recordando que hay algo que necesita conocer de sí misma.

Terapia humanista

Las terapias humanistas —como la gestalt o el psicodrama— ponen el foco en darse cuenta de lo que sentimos más allá de los síntomas para después aceptarlo y entonces proponerse cambiarlo. Se centran en la creatividad, la autonomía y la tendencia a la autorrealización de los seres humanos.

De la orientación primigenia humanista bebe también el psicoanálisis, pero hoy día se concibe como un modelo separado del resto de enfoques llamados humanistas. Digamos que la diferencia fundamental entre éstos y el psicoanálisis es que este último busca, además, hacer consciente lo inconsciente. Los humanistas permiten hacer conscientes algunas emociones que los pacientes no sabían que sentían, pero, una vez logrado esto, dejan de tirar del hilo de lo inconsciente y del autoconocimiento y se centran en aceptar y sanar el dolor de sus pacientes.

Por ejemplo

Una terapeuta humanista propondría a Marta pensar en cómo se siente, además de nerviosa, cuando tiene una entrevista. Se daría cuenta con ella de que, por ejemplo, tiene miedo al fracaso. Podría enseñarle la práctica Mindfulness, como medio para observar sus pensamientos y sentimientos, liberarlos de todo juicio y desarrollar la paciencia para aceptarlos e intentar cambiarlos. Rebajando su autoexigencia y su miedo al fracaso, Marta podría experimentar la reducción de sus nervios en las entrevistas.

Terapia sistémica

Por último, otro de los tipos de terapia psicológica es el modelo sistémico entiende los síntomas como la expresión de alteraciones en las relaciones personales, por lo que trata los problemas no como individuales sino como parte de un sistema o grupo humano. Así, el formato de la terapia será grupal siempre que se pueda, incluyendo a la red de personas relevantes en la vida del paciente que acude: su familia, amigos, compañeros de trabajo…

Por ejemplo

Un terapeuta sistémico exploraría las cuestiones relacionales y vinculares que pudieran estar influyendo en los nervios de Marta. Podría descubrir que la relación con sus padres está directamente relacionada con un miedo a ser evaluada, por ejemplo, por haber sido simpre muy exigentes con ella. Así, podría decidir que para ayudar a Marta sería preciso contar con la presencia de ellos en terapia y trabajar juntos su exigencia. Por otro lado o a continuación, Marta y su terapeuta podrían darse cuenta de que ella rivaliza mucho con su mejor amiga en lo referente a lo laboral. De esta manera, el terapeuta podría prescribir a Marta aplicar ciertos rituales con su amiga, como repetir literalmente la frase «Siempre has sido mejor abogada que yo» cuando la vea. Los rituales prescritos buscan generar movimientos en las relaciones personales y así aliviar los síntomas individuales.

¿Y el resto de psicoterapias?

Existen otros tipos de terapia psicológica que en realidad se diferencian en detalles —que no carecen de importancia, pero al fin y al cabo matices— de estas cuatro descritas. Digamos que el resto de terapias psicológicas existentes beben del modelo cognitivo-conductual, del psicoanalítico, del humanista o bien del sistémico; los reformulan, los combinan o los matizan. Si a pesar de esta información se ha quedado con dudas sobre el tema, haga sus preguntas en el siguiente enlace.