¿Qué es el TDAH? ¿Qué no es TDAH y son más bien otros problemas? ¿Cuáles son las causas del TDAH?

TDAH: qué es, qué no es y sus causas

Desde principios del siglo XXI se habla cada vez más del TDAH, siglas que se refieren al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Esto ha supuesto, por un lado, la explicación a preguntas que, antes de esta fecha, no hallaban respuesta. Por otro lado, un aumento considerable de los tratamientos farmacológicos en niños pequeños. En los últimos años han aparecido teorías y movimientos que critican los falsos positivos a la hora de diagnosticarlo, con la consecuente medicación innecesaria de nuestros menores. Hoy hablaremos de las características de este trastorno y sus causas, y también hablaremos de lo que, por contra, no es TDAH y necesitamos aprender a diferenciar.

¿Es un trastorno mental?

Sí, el TDAH es un trastorno mental del neurodesarrollo. Esto quiere decir que está relacionado con problemas de maduración en el sistema nervioso y con el consiguiente desarrollo de las funciones cerebrales. Para que se hagan una idea, otros tipos de trastorno mental del neurodesarrollo son los trastornos del lenguaje, la discapacidad intelectual, los problemas motores y los trastornos del aprendizaje. Todos ellos tienen como factor común un déficit en el funcionamiento cerebral que, en mayor o menor grado, afecta a las diferentes habilidades propias de las personas sanas.

Síntomas y tipos de TDAH

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), los criterios mínimos para realizar este diagnóstico requieren de problemas de atención o bien de problemas de hiperactividad-impulsividad. Es decir, que para tener TDAH basta con tener problemas de un tipo, aunque también se puede dar la combinación de ambas dificultades. Veamos los síntomas típicos para cada tipo de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad:

TDAH con predominio de déficit de atención

Deben presentarse por lo menos seis de las siguientes dificultades:

  • No presta atención a detalles o incurre en errores
  • Dificultades en la atención sostenida
  • Parece no escuchar
  • No sigue instrucciones ni finaliza obligaciones
  • Dificultades para organizarse
  • Evita tareas que requieren esfuerzo mental sostenido
  • Extravía objetos necesarios
  • Distracción fácil
  • Parece descuidado

TDAH con predominio hiperactivo-impulsivo:

Deben presentarse por lo menos seis de las siguientes dificultades:

  • Movimiento excesivo de manos o pies
  • Abandona su asiento en clase
  • Corre o salta excesivamente
  • Dificultades para jugar tranquilamente
  • A menudo «está en marcha»
  • Habla en exceso
  • Da respuestas precipitadamente
  • Dificultades para guardar su turno
  • Interrumpe o se inmiscuye en actividades de otros

Para recibir el diagnóstico, la persona en cuestión debe cumplir estos criterios de forma persistente durante al menos seis meses. Es importante que algunos de estos síntomas ya estuvieran presentes antes de los doce años de edad, y no que hayan aparecido repentinamente. Además, no basta con que la persona en cuestión padezca los síntomas solo en cierto tipo de actividades, sino que este funcionamiento deteriorado debe aparecer al menos en dos ambientes diferentes de la vida. Por ejemplo, en casa y en el colegio, pero no solo en el colegio; o en el trabajo y en planes de amigos, pero no solo en el trabajo.

¿Qué no es un TDAH?

No olvidemos que el TDAH es un trastorno cerebral, por lo que hay que tener mucho cuidado a la hora de hacer el diagnóstico y mucho sentido crítico a la hora de recibirlo. Los criterios diagnósticos especificados justo aquí arriba pretenden precisamente evitar falsos positivos y sus consecuentes tratamientos farmacológicos erróneos. ¿Con qué otros problemas podríamos estar confundiéndolo?

Depresión infantil

Si la depresión se suele observar en los adultos por un ánimo triste y abatido, en los niños se puede expresar a través de la rabia (parecida a la hiperactividad y a la impulsividad) y las dificultades en la atención y concentración.

Desafíos y comportamientos desobedientes

No obedecer, no guardar el turno, abandonar su asiento en clase… Hay muchos síntomas que podrían estar relacionados más bien con el enfado y la voluntad de hacer lo contrario a lo que nos mandan, más que a un problema del neurodesarrollo.

Discapacidad intelectual

Es importante descartar la dificultades de comprensión y saber comportarse propias de quienes tienen una discapacidad intelectual o alguna dificultad en el aprendizaje. Así, una persona con retraso mental mostraría dificultades en el esfuerzo mental, los descuidos, la distracción, entre otras.

Ansiedad y preocupaciones

Si una persona, ya sea niña o adulta, está preocupada, esos pensamientos van a inmiscuirse en la mayoría de sus actividades, sobre todo en las más aburridas. De esta manera, atender en clase, leer, trabajar, concentrarse, se convertirán en tareas casi imposibles, sin necesidad de que estemos frente a un verdadero TDAH.

Problemas de inseguridad y autoestima

Quienes no tienen la suficiente fortaleza psíquica y confianza sobre sí mismos, suelen enfrentarse a las tareas con un alto nivel de autocrítica, con una vocecilla interior que les dice que no van a ser capaces de hacerlo bien. Esa vocecilla distrae, no permite atender y hasta lo pone a uno irritable (hiperactivo).

¿Cómo es una persona con TDAH?

Ya hemos visto que no es alguien fundamentalmente deprimido, enfadado, preocupado ni con otros problemas mentales más graves que incluirían esas dificultades típicas del TDAH sin serlo verdaderamente. Una persona con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es alguien que no pudo madurar del todo su cerebro, que nació con un déficit de base, o bien que ha sufrido alguna lesión cerebral. Es alguien que actúa de esta manera en la inmensa mayoría de los ámbitos de su vida, y no solo en los que menos le interesan o aburren. Es una persona en general distraída, que no puede escucharte si hay alguien cerca también hablando o música puesta; alguien que no puede pararse quieto un instante, que incluso duerme mal, y no consigue pararse a pensar antes de hablar o actuar. Es un torbellino a nivel, interno o externo sea la hora que sea y esté con quien esté.

Causas del TDAH

No hay una etiología clara sobre este trastorno mental, pero sí muchas teorías, sobre todo genéticas y fisiológicas. Parece que podría haber alteraciones en la forma de activarse o inhibirse el sistema nervioso central. Por otro lado, las personas con este problema suelen contener niveles menores de Dopamina y Serotonina en su líquido cefalorraquídeo, y menor flujo sanguíneo y consumo de glucosa en sus lóbulos frontal y prefrontal. Como digo, ninguno de estos estudios es a día de hoy concluyente.

Otros expertos investigan los orígenes del TDAH en cuestiones sociales, emocionales y motivacionales. Pero en ese caso ya no estaríamos hablando de un trastorno con causas neurológicas, sino de un trastorno con consecuencias neurológicas. En ese caso los tratamientos fundamentalmente farmacológicos perderían su sentido y habría que enfocar la intervención en aspectos más bien relacionales y emocionales.

Entonces, ¿el TDAH existe o es una invención médica?

Digamos que los diagnósticos son etiquetas que agrupan cuadros sintomatológicos en categorías artificialmente construidas. Sí, de alguna manera inventamos enfermedades en la medida en que ponemos nombres a los problemas. Pero no ocurre solo con el TDAH, en general con todos los diagnósticos. La cuestión es saber utilizarlos para que nos sirvan para curarnos o al menos hacernos sentir mejor. De lo contrario, un mal uso de los diagnósticos se limitaría a etiquetar, determinar o señalar a las personas. Toda etiqueta debería ser cuestionada, y más las que patologizan en exceso, sometiendo al diagnosticado al inmovilismo en lugar de movilizarlo hacia el cambio.

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Carmen García-Rosado Bordallo